01 diciembre 2010

catalunya vuelve a la normalidad (con ciu)



Catalunya ha vuelto a la normalidad. Tras dos legislaturas de experimento tripartito, una mayoría de Catalunya ha decidido devolver su confianza al conservador nacionalismo de CiU. Como diciendo ya está bien. Y, como se dice vulgarmente, a Artur Mas lo han hecho padre. Es decir, President. El análisis bien podría haberse hecho el mismo lunes, pero le habría faltado algo: el Barça-Madrid del lunes. Pero como el resultado fue el que fue y no admitió duda alguna, la reflexión ha merecido un día más para digerir política y futbolísticamente la manotà.

Artur Mas Empezó siendo Conseller en Cap de Jordi Pujol, su delfín y además el más guapo y la mejor sonrisa de tota Catalunya. Tal y como venían dadas unos y otros pensaron que estaba hecho, que Mas sería presidente. En definitiva, era lo mismo, pero más agradable a la vista.

Pero Catalunya decidió darle una oportunidad a Pasqual Maragall, que inventó el tripartito con tal de coronarse President. Al fin y al cabo es un cargo que ilusiona. Excepto a Montilla, que nunca ha exteriorizado ni eso ni nada. Pujol lo llevaba en la cara, para Maragall era la culminación y para Mas la ilusión de su vida. Ha tenido que esperar ocho años. Enhorabuena. Por la paciencia y también por el triunfo electoral.

La victoria es inapelable. CiU gobernará de nuevo en Catalunya y lo hará sin pedir excesivos favores. Así se ha decidido. Es como si Catalunya volviese a ser Catalunya. El cant de Els Segadors que pincharon como colofón a la euforia de la noche del escrutinio no es un detalle baladí. CiU volverá a manejar a su gusto la manija del tanto da si apoya al PSOE en Madrid como si apoya al PP y va sacando lo suyo.

Enfrente un cúmulo de errores se han traducido en una derrota de importantes dimensiones. Desde el PSC, que creó un monstruo y ahora debe pagar los despropósitos, hasta una ERC que llegó a creerse dueña y señora de Catalunya inmersa en una irrealidad de la que se ha dado cuenta tras el gran batacazo electoral. Y en medio, Iniciativa: siempre de buenos, con sus caras de monaguillos, como si no hubiesen roto un plato, las urnas les han restado conforme a su talla política, que es más bien escasa.

Los excesos que se tomó el tripartito han tenido diversas consecuencias y son los verdaderos culpables de estos resultados que claman por la normalidad. Y CiU es eso. Vuelve el nacionalismo moderado para que Catalunya siga siendo lo que nunca debió dejar de ser, Catalunya.

La primera muestra de esa moderación ha sido renunciar al apoyo de Solidaritat, el partido de Joan Laporta, ese loro que en campaña ha repetido hasta la saciedad dos únicas palabras: expoli i independència. Solidaritat se ha metido con cuatro escaños, se ha convertido en toda una sorpresa y seguro que será la nota de color en los próximos cuatro años. Con Laporta el Parlament de Catalunya ya tiene a su particular Gil y Gil --que en paz descanse-- del independentismo.

La corriente independentista ha quedado fraccionada con ERC y Solidaritat, pero sumando sus votos hay que decir que no han logrado superar al Partido Popular, que se ha convertido en la tercera fuerza política de Catalunya. Ese resultado es la prueba fundamental que viene a demostrar el error del tripartito de construír una Catalunya según sus improvisados intereses que podían cambiar en menos de 24 horas.

Lo dijo Puigcercós nada más reconocer la derrota: "Queríamos condicionar la política catalana", y las urnas les han dicho a ERC que no. Un poco más y se ven compartiendo banco con la ultraderechista Plataforma per Catalunya y todo por su propia prepotencia.

Ciutadans, ese extraño partido que se mueve desde la aparente limpieza moral y sensatez política a la esquizofrenia lingüística, logró mantener escaños y ampliar el número de votos. Es otra demostración más de pluralidad catalana.

Y no estaría bien obviar los votos nulos (21.727) y los votos en blanco (92.331), cuya suma los colocaría como sexta fuerza política en el Parlament. Son los que no caben ni en la extremaderecha ni en la extremaizquierda, son los del desencanto extremo.

La manotà
Y al día siguiente de que hablasen las urnas, el 5-0. El Barça venció como CiU a un Real Madrid que hace tiempo que no sabe bien qué es, como el tripartito, ni qué quiere ser. Y el Barça ganó fiel a su estilo de juego, enseñando su mejor versión y con un plantel hecho en casa pero llegado de cualquier parte: Xavi, Pedro, Villa, Jeffren. Como es Catalunya, como comparte su catalanidad, pero también como hay que respetarla, volviendo a la normalidad, volviendo el Barça a liderar la Liga.


Una lectura taurina
La presencia del PACMA antitaurino lleva a una lectural taurina del resultado electoral de una Catalunya donde la prohibición de las corridas de toros entraría en 2012. Pese a ello el PACMA se ha presentado y ha recibido 13.858 votos(0,45%), sólo unos pocos más que en 2006 (13.730, 0,46%) pese a la campaña que han tenido en el último año. Deben ser esos los antitaurinos auténticos, aunque también los hay tras otras formaciones como ERC o Iniciativa, unos por cuestiones políticas y otros por supuestas razones morales. Lo mismo que aficionados los hay tras los votos al PSC, PP, Ciutadans o CiU con sus razonez morarales también pero que lo son pese a la política.

CiU, que en sus años en el poder --el pujolismo-- nunca se atrevió a prohibir las corridas de toros y que ahora ha aprovechado los vientos que soplaban con el tripartito, fue quien se esforzó en blindar los correbous en Tarragona y ni una cosa ni otra le ha pasado factura si antendemos al voto por comarcas ya que ha ganado en todas.

La debacle de los tripartitos PSC, ERC y Iniciativa tiene otras lecturas más amplias, que vienen a demostrar el falso debate social que creó un movimiento veganista antitaurino que promovió la ILP con una excelente organización y que unos aprovecharon por convicción moral, como creyéndose mejores personas que el resto, y otros con esa misma excusa taparon su intención política y nacionalista.

Antitaurinos los hay en todos los partidos, lo mismo que taurinos. Unos han crecido, justamente los que votaron contra la prohibición; los otros, no. Al menos el electorado ha podido expresar que no, que nadie debe imponerle la Catalunya que le plazca y menos cualquier político de turno que pase por ahí. Mientras, la ley abolicionista ahí seguirá mientras a nadie se le ocurra remediarlo. ¿Podría ser el Constitucional? Podría ser...


PS: Pero eso ya lo analizaremos en otro post.

PS: Un buen análisis, que no necesariamente comparto en su totalidad, es el de Félix Soria en su blog.

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