09 octubre 2010

lo que de bueno tuvo la temporada en valència (pese a simón casas y su equivocada opinión sobre joaquín vidal)

Hoy sábado 9 d'Octubre, diada de todos los valencianos que así lo sentimos, en València era una buen para ir a los toros. Ir y cerrar la temporada. Uno recuerda ir a los toros en fecha como esta desde el olímpico 92, mano a mano El Soro-Ponce con una de Cebada (!). Hoy en cambio por vaya usted a saber qué necesidades reformistas la plaza, la de toros de València, está cerrada por obras y la afición sin toros.

La temporada se nos acabó hace más de dos meses con bastante más pena que gloria, menos público y, sobre todo, muchas dudas. Recordemos que València empezó estrenando flamante empresario con más ruido que nueces para que al final bastaran seis meses para constatar el error de la Diputación de València con su pliego y su decisión. Y es que cuando se quiere exprimir a la fiesta de los toros quien sale perdiendo, primero es el empresario que se ha visto obligado a programar cogido económicamente de pies y manos. Y así, la temporada no ha sido la mejor en cuanto a carteles presentados. Ni fallas ni julio tuvieron el fuste ni el resultado en taquillas fue de verdad el esperado.

Fallas se volcaron con el manido año Ponce, y si no llega ser por El Juli o un buena corrida de Valdefresno y otras dos interesantes de Adolfo Martín y Alcurrucén aquello queda en bastante poco pese a la fartá de los siete magníficos. Recordemos hoy que no tenemos toros al primer Juli que pasó por València, el del día del mano a mano a con Ponce, y a aquel bravo toro de Valdefresno que lidió Juan Bautista. Ahí van los vídeos.





Y como más allá de la crítica, lo que apetece es recordar lo poco de bueno que ha tenido la temporada, será cuestión de continuar por julio y sacar a relucir más bravura. Si bien El Juli volvió a triunfar en València completando su particular 'hat-trick', la feria quedó marcada por una importante corrida de La Quinta, con modestos torerazos de por medio, en la que el tercio de varas volvió a ser el centro de muchas cosas. Además de eso, a Sebastián Castella se le fue un bravo ejemplar de Victoriano del Río, y es que Dios dicen que los cría, pero hay veces que se equivoca al juntarlos.










PS: Y a todo esto, Simón Casas debería calla más de una vez, sobre todo a la hora de mentar a Joaquín Vidal. Si es un tipo inteligente deberá aprender a soportar esa china en el zapato que es la afición que se crió leyendo a Vidal. A soportarla y a escucharla. Y a reconocer sus errores y a no esconder entre tanta palabrería la podredumbre del sistema del que forma parte, que hay cuentos que ya no se tragan.

A esta parrada (que puede encontrarse por aquí) de Simón Casas:

"El aficionado espectador tiene derecho a criticar.
Pero amando siempre a la Fiesta de los toros. No destruyéndola. Y voy a hablar claro. Hay un periodista que tiene una placa en la plaza de toros de Madrid que ha dedicado toda su vida en El País a decir mentiras para destruir la fiesta de los toros."


Se le responde, hablando claro sobre respeto y amor a la fiesta, con las crónicas de alguna de las corridas de esta temporada en València que él mismo, Simón Casas, ha programado. ¿Destruir decía? Pues vamos a ver quién destruye.

Nadie, después de la vergonzosa tarde vivida en València con los enfermos animalejos criados por don Juan Pedro Domecq, dará un paso al frente y entonará el 'mea culpa'. No lo hará ni uno cuando lo deberían hacer en realidad unos cuantos. Los taurinos tienen ese truculento orgullo.

Los taurinos son capaces de endiñarle una puñalada trapera en los bajos a la misma fiesta que les llena el bolsillo y el gaznate de feria de feria, tomarse unas cañas de marca y darse unos abrazos mientras en el Parlament de Catalunya les llaman "maltratadores" y ser igual de felices que dos horas antes. Tanto una cosa como la otra, la decandencia por ellos mismos alentada y las amenazas prohibicionistas, se las trae al pairo. Luego hacen un brindis al sol, declaran BIC a la Fiesta, se vuelven a dar más abrazos y luego a dormir a pierna suelta.

Se podría empezar a despellejar a unos cuantos haciendo excepción de las menudencias. Es decir, desde el mismísimo diputado de Asuntos Taurinos, pasando por el flamante nuevo empresario hasta los taurinos de turno, feriantes de postín y ganaduros de alta alcurnia. Que, casualidades, vienen a ser los mismos que deberían haber dado el paso adelante y entonar el "por mi culpa, por mi gran culpa" esta tarde y tantas otras más, por las ya pasadas y también por las que están por venir.

Pero ya se sabe, el código ético de los taurinos, sus palmeros y los politiquillos que sedientos de votos se arriman a la fiesta a sacar tajada, deja muchísimo que desear. La tarde de los juampedros con Aparicio, Morante y Cayetano ha sido uno de tantos ejemplos.


Da igual Juan Pedro Domecq que Núñez del Cuvillo. Las dos son factorías del descastamiento. Con ambas la Feria de Fallas ha tocado fondo y las preguntas que nos hacíamos ayer tras la juampedrada siguen teniendo la misma vigencia tras la cuvillada y siguen, faltaría, sin respuesta. Y el celebrado vigésimo aniversario de alternativa de Enrique Ponce todavía no ha dado triunfales frutos. Hay quien no debe encontrarle explicación.

Y la tiene y muy fácil: se han olvidado del toro. Pieza, clave y fundamental de este espectáculo llamado corrida de toros y que en el día grande de las Fallas, día de sant Josep, fue presentado en su mínima expresión. Disculpen, señores ganaderos de Núñez del Cuvillo, señores empresarios de Simón Casas Productions, y sobre todo, los señores que visten seda y oro Enrique Ponce, Castella y Manzanares; disculpen, pero así esta fiesta no es. Lo suyo es un fraude.

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