Vía :: El País |
P. ¿Viene a actuar a Madrid en mayo por no perderse San Isidro?
R. Para eso me agarro un sabático, estamos de gira y en los hoteles es más fácil sintonizar Al Jazeera que una corrida. En eso de los toros siento que me queda mucho por aprender para llegar a disfrutarlo plenamente. Es inabarcable. Nuestra generación nunca se planteó la duda taurina. Hace veinte años compraba en la reventa y soñaba con un abono para San Isidro. Ahora soy bien recibido en los callejones y los tendidos del mundo, y eso me honra...
P. Me alegro.
R. Es un privilegio. Mis mejores amigos son toreros y atracadores de bancos. Tauromaquia y flamenco... Fuera de ahí, todo parece superfluo. Se valora más la firma de un cocinero o un zapatero que la de un artista plástico, tampoco debe ser sencillo firmar un tiburón encapsulado en parafina.
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