(editorial)
Hay dos Fiestas. Hay dos fiestas. Una, la que soñamos, aquella a la que nos aficionamos; y otra, la que manejan unos taurinos sinvergüenzas, torpes e inoperantes. Hay dos fiestas y un aficionado impotente ante la situación actual que han creado principalmente esos taurinos sinvergüenzas, torpes e inoperantes.
El viejo Manuel Martínez, Choperita, comentaba esta pasada semana, nada más finalizar San Isidro, un San Isidro por el que han pasado cerca de 650.000 espectadores y que ha sido uno de los mejores de los últimos 30 años, en referencia a los cambio políticos: “Nosotros no nos hemos puesto en contacto con ningún partido, no es tarea nuestra; serán ellos los que tengan que contactar con nosotros”. Y añadía “Nosotros en 2016 vamos a dar la feria sí o sí. Luego tras el pliego, veremos. Veremos quién gobierna y qué quiere hacer el que esté”. Muy triste. En 2016, con la prórroga ya concedida, Taurodelta, la empresa de Madrid, dará su feria. Y luego ya veremos. Les importa un comino la Tauromaquia y que sea Patrimonio Cultural.
El toreo pide a gritos una estructura capaz de salir del caparazón y hablar en público sin que nadie se sonroje. Pide a gritos el toreo una estructura capaz de negociar y anticiparse a las circunstancias. El ya veremos ya no sirve. Lo que representa el viejo don Manuel Martínez Choperita al frente de Taurodelta va en contra de la propia Tauromaquia. Y en esa línea hay unos cuantos más.
El toreo pide a gritos empezar a funcionar sin amenazas ni manipulaciones. Y ahí, la FIT --la grandilocuente Fusión Internacional por la Tauromaquia--, que tanto de nuevo iba a traer, sigue utilizando las peores formas posibles, como se ha demostrado hace nada en Córdoba de la mano de su cara visible, Antonio Barrera. Otro pésimo ejemplo de esos oscuros personajes con los que a la Tauromaquia mejor les iría sin su presencia alrededor.
El episodio que les vamos a contar es truculento. Lo publicaba el Diario de Córdoba el pasado 31 de mayo. Abrimos comillas: “O se incluía en la corrida el toro número 116, rechazado por la autoridad por falta de trapío, o Morante y Talavante se iban. Esa fue la exigencia y amenaza que hizo ayer Antonio Barrera, apoderado del primero y representante en España de Espectáculos Taurinos de México, que, además de llevar la carrera del segundo, es la base de la Fusión Internacional por la Tauromaquia (FIT) y empresa, a su vez, de Los Califas. Así lo desveló ayer en declaraciones a este periódico el presidente del festejo Manuel Rodríguez Moyano, quien no dudó en reconocer que se había "doblegado" a las presiones "por respeto a Córdoba", para que no sufriera una nueva suspensión y otro daño a su ya maltrecha imagen. Rodríguez Moyano explicó que Barrera se mostró "intransigente, ensañándose, además, con la situación de Córdoba", ya que insistió en sacar a relucir que la plaza estaba hundida y peor saldría tras otra polémica con repercusión taurina nacional”. Cerramos comillas. Lamentable. Actitudes como la de Antonio Barrera, uno de las máximos representantes de la FIT, son un cáncer para el toreo.
Hay dos fiestas. La que soñamos unos y la que manipulan y entorpecen los taurinos. Hay dos Fiestas. Porque ahora salimos de Madrid, de un ferión monstruo como San Isidro, y ahora cuesta hacerse al toro de provincias y a esa normalidad festiva que pocas veces alcanza la trascendencia y cada vez cuesta más vender al gran público. En este aspecto también Francia ha conseguido evolucionar.
Hay dos fiestas, también, como demuestran los carteles de Bilbao más parcelados y previsibles que uno conozca. Por un lado las figuras, por otro las novedades. Y encima, las novedades tienen que tragar con los toreros intrascendentes. Los que no dicen nada y su inclusión excede los límites de la decencia. Bilbao, por su clase y señorío, no debería permitirse un solo cartel de relleno. Y más cuando este año los nombres de Jiménez Fortes, López Simón, Eugenio de Mora o Rafaelillo están en boca de todos.
Luego, claro, uno exigirá a Morenito de Aranda o a José Garrido y dirán es que no traen gente. Y las figuras necesitan ir de tres en tres, bien arropadas entre ellos, sin dar cabida al futuro.
En fin. Si usted es aficionado o aficionada y se siente intranquilo o intranquila ante la situación política actual, le cabrea la torpeza de los taurinos, que no se invierta en un mínimo en comunicación y publicidad, que las figuras no abran los carteles y que no se enfrenten a una mayor diversidad de ganaderías, que no se hagan las cosas o que no dé paso a las novedades, desde Cultura de Bou, este humilde programa de radio, le entendemos perfectamente si lo que siente es impotencia y un poco de rabia.
Fuerza, paciencia y dignidad.
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