22 septiembre 2015

bousalgemesí/ el rafi de nimes prende la chispa adecuada en algemesí


Alguien debería acuñar la frase que 'no se sabe lo que es un día de toros si no lo vives en Algemesí' y comprueba el sello de autenticidad que todo arrastra y se comparte y se vive y se siente. Al subir al coche, tras salir con prisas de cadafal número 13 una vez finalizada la segunda novillada sin caballos del ciclo, en la radio, como por arte de magia, empezaba a sonar 'La Chispa Adecuada'. Es lo que tiene sintonizar Rock FM queriendo escuchar 'algo' que sea la vía de escape necesaria para volver a la tierra, tras ser imbuidos un día más por ese día de toros en Algemesí y que acabó ardiendo, como la canción. Al final apenas podíamos distinguir lo complicado de los simple. El toreo revelador y esa pasión desatada de emociones. Es, sin duda, esa chispa adecuada. La que prendió El Rafi como pura revelación. Y fue el toreo, un bravo eral de sangre Núñez con el hierro de la Tapatana y de repente la plaza hirviendo: mayores, críos, adolescentes de sangre caliente, pobres y ricos. Todos.

Son cosas que solo suceden en Algemesí, ese pueblo que se entrega durante nueve días al toro desde el encierro de las ocho en punto y convierte su plaza mayor con solo mandera, clavos y cuerdas en el mismo centro del mundo.

Y El Rafi de Nimes reinó con uno de Carlos Núñez. Algemesí lo coronó y seguro que ya están con ganas de que vuelva. Y volverá. Eso seguro. Y no hace falta dudarlo ya: suyo es el título de la Naranja de Plata.

No le había faltado al día nada. Su encierro, su almuerzo, el sorteo en el mismo cuadrilátero, una casalla y luego otra, la tertulia con Pepe Rubio --aficionado cabal como pocos y con un lenguaje propio--, la fideuà de Fernando en la caseta de la Kasidebaes. Casi que la novillada de repente era como lo de menos. Daniel Martínez se presentaba de luces ante los suyos. Dani es de Algemesí, del popular Rabal. Y tiene garra, pero está casi todo por hacer. Lo que le sobra es valor. Y El Rafi era incognita. Lo erales de Núñez. Qué lujo los cuatro. Purito núñez. Los primeros con el hierro de la R de Rincón. Los otros, de la Tapatana. Serios, sin exagerar, la viga recta. Inconfundible la hechura

La primera mitad pareció sobrepasar a los jóvenes espadas. Todo muy con alfileres, escasos los recursos, embestidas exigentes. Llegaba el descanso y poco o nada se podía decir de bueno. Una capea. Algemesí es como si hubiera retrocedido 50 años. El perla de Daniel y el burdeos de Rafi, los dos bordados en oro viejo, es como si fueran de entonces. De segunda o tercera mano. La lidia, de acá para allá. Como hace medio siglo y a Algemesí venía cualquiera y los toros se compraban en La Marjal a las ganaderías que venían a pastar entre arrozales e igual se lidiaba toro de seis que de tres, vaca vieja que novilla. La primera parte fue así. Una película en blanco y negro en la que lo más interesante fue la raza y hechuras de los Rincón de la Tapatana.

Pero salieron tercero y cuarto. El tercero se llamó 'Buenastardes', de los colorados de la casa de toda la vida. Guapo, mansote de salida. Pero de fijeza creciente y a más. Le faltó descolgar. Siempre fue a media altura. Un puyacito tal vez. Daniel Martínez está por hacer. Muy salvajes sus formas. Como asilvestrado. Quietud y firmeza por arrobas. Se trae los toros muy encima. No tiene el vicio (o virtud) de echar los toros hacia afuera. Ha tragado. Se ha llevado dos volteretones. Y ahí es cuando Dani muerde. Se levanta como enfadado con el toro. Está entre los pitones o ya sobre el lomo del toros y no se sabe quién es el que busca dar. Un cuerpo a cuerpo. Entrega auténtica. Enganchones, dos volteretones, el ajuste y la mirada del tigre. Si lo llega a matar, sus paisanos lo sacan a hombros y con razón. Pero la espada lo tiene más crudo todavía. Qué sea lo que tenga que ser.

El cuarto fue 'Pimientito'. Castaño, chorreado, recto de lomo. Largo, hondo y fino de cuello. Una pintura que enamora. Los lances de recibo, el quite que le cede El Rafi a Daniel por gaoneras, el frances con los palos. El novillo gustando más aún. Y es entonces cuando todo comienza a rodar. El cominezo de faena tiene apostura, mando y gusto. El Rafi se encaja vertical sobre los riñones, carga la suerte y, de repente, todo comieza a arder con la chispa adecuada del toreo. Lo complicado y lo simple encajan.  La ligazón en un palmo. La mano por abajo. El novillo 'Pimientito' entregado y las 4.000 almas que llenaban la Plaça Major, también. Pura pasión. Eso hay que vivirlo en Algemesí.

Una tanda la reúne, la ata sin fin, más locura, el espadazo caído. Los niños, los mayores, los adolescentes efervescentes, todos y todas. Y El Rafi de Nimes, héroe en Algemesí.

Y repito: qué novillada de puro Núñez. Por entipada y encastada. Para 'Pimientito' alguno pedimos la vuelta al ruedo.

1 comentario:

Eugenio Vidal dijo...

Los erales, los vi desencajonar el domingo por la mañana y la verdad me pareció preciosa y extraordinariamente presentada ,mucho mejor que algunos novillos toros.
Con buen material,siempre queda mejor la obra.
A seguir así.Me alegro. Un abrazo.Algemesi se lo merece.