[Galería de imágenes] Algemesí hierve. Ceñirse a la crónica de la tarde y a lo meramente taurino es cerrar demasiado el objetivo, pero es lo que toca. El concepto de fiesta total y la vitalidad que exhibe un pueblo durante nueve días y otras tantas noches no encuentra parangón en toda la Comunitat Valenciana. Y todo eso es cultura y es riqueza, y también lo tenemos que contar. Además, en tardes como las de hoy se valora más. Tal vez porque la vulgaridad de un encierro de Guadalmena (declarada de forma injusta hace un año mejor novillada en Algemesí), de presencia muy en el límite y escasez de casta, no permitió más que sacar raza y actitud de novillero a Fernando Beltrán y a Juan Antonio Navas, en el día de su presentación con picadores, abrir la puerta grande por dos espadazos enormes cobrados con la mano zurda.
Las ganas de abrir el tarro en Fernando Beltrán se notaron de inicio. Las tijerillas o cordobinas con las que lanceó en el saludo tuvieron sello diferencial de salida. Una larga de rodillas de pura torería, tomada muy en corto, fue el improvisado y torero remate. Luego el tercio de varas se convirtió en una capea. El caballo se desbocó y puso a prueba la estructura de los cadafales con dos chocazos contra las tablas. El novillo lo caza en carrera, no valen ni varas ni riendas ni capotes ahí: el cuadrilátero por un momento era una máquina de pinball donde toro y caballo rebotaban de acá para allá.
Era el novillo muy recortado y escaso, y siempre embistiendo en huída. Sin orden. El inició torero de Beltrán, por abajo. Ya lo liga, trata de someterlo en redondo, doblándose y se lo saca a las afueras. El novillo, de puntas desechas y más que sospechosas, nunca la tomó de verdad. Rebrincado y queriéndose ir. La cara por arriba. Beltrán buscó la composición. Faltó limpieza, pero nunca actitud. Mejor a derechas que por naturales, el de Faura resolvió siempre por la vía por la que lo hicieron siempre los novilleros. Beltrán le dio siempre argumento a una faena a la que nunca se entregó el desrazado novillo, que se llamaba 'Vejerruco'. Barrocos los remates, las rodillas al suelo en el momento oportuno, ajuste en los de pecho, los circulares como recurso y hasta una arrucina inverosímil. Estocada tras pinchazo y una oreja.
Con 'Ratonero' se presentó Juan Antonio Navas con picadores. De escaso poder el novillo, empalagosa nobleza y raza al límite. El salto del eral al utrero Navas no debió ni notarlo ya que por momentos toreó como de salón. Excesivo el relajo del de Massanassa. Faltó transmisión por ambas partes. El buen concepto quedó claro, pero hace falta más garra. Lo mejor, el espadazo fulminante que cobró con la mano zurda. Así, el triunfo estará siempre asegurado.
La segunda parte de la novillada tuvo más apariencia dentro de una presentación un tanto discreta. Acapachado pero algo cornalón el tercero, bien rematado. Un quite por chicuelo a compás abierto y los broches preciosos y toreros de Fernando Beltrán fue lo mejor de su actuación en este turno. Crudo el novillo, el inicio de faena abusó en las dobladas y en una primera tanda excesivamente larga y por abajo, que vació el depósito de raza del animal. Muy acobardado y sin entrega, Beltrán siempre adelante, no supo cortar la faena a tiempo. Poca ayuda a la hora de matar. Un pichazo antes de una estocada tras aviso. La ovación supo a poco. El de Faura venía a otra cosa.
El cuarto mostró cierta continuidad en su embestida. Se puede decir en ese sentido que fue el mejor, pero dentro de un tono muy discreto. Insulsa manejabilidad la del Guadalmena 'Polvorillo'. Juan Antonio Navas se volvió a mostrar fácil y con gusto. Pero otra vez volvió a faltar la garra y la actitud. Ligó sobre ambas manos, se dejó caer en algunos muletazos sobre los riñones y algún pase de pecho lo dibujo perfecto en media circunferencia dando salida por la hombrera contraria. Pero en la selva de la novillería en la que acaba de entrar hay que morder. Otro espadazo a izquierdas fue el epílogo para cobrar la oreja que le abría la puerta grande.
FICHA DEL FESTEJO
Algemesí, 20 de septiembre de 2015. Segunda de la Setmana de Bous. Novillos de Guadalmena de presencia demasiado justa y escaso trapío, nobles y faltos de raza. Fernando Beltrán (oreja y ovación tras aviso) y Juan Antonio Navas, que debutaba con picadores (oreja y oreja). Casi lleno (unas 3800 personas).
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