*Crónica publicada en Burladero.com
A 35 grados empezó la de rejones de la Feria de Julio.
Bochorno recalentado por el viento de poniente. Más de uno se debió
quedar a remojo o con el aire acondicionado a toda pastilla. El público
de rejones, por cierto, ya es de por sí caliente. A la mínima se
emociona, aplaude con ritmo o sin él y se levanta del asiento como si
aquello fuera lo nunca visto. Hubo un espectador que en vez de estar en
los toros parecía que estaba en el baloncesto por las veces que se
levantó del asiento. Al final acabó contento: Andy Cartagena abrió la
puerta grande por una labor tan torera como vistosa y el poniente fue
dando una tregua conforme caía la tarde.
El primero de la tarde, largo y vareado, salió frío, que
para la caloraca que caía sobre Valencia ya era mérito. Andy Cartagena
lo encela, lo deja llegar, a dos pistas muy templado y cambiando de
pitón a pitón la embestida con pecho y grupa. Clava solo un rejón de
castigo para dejárselo crudo en banderillas. En el segudo tercio cuajó
faena de amplios matices en el dominio de la embestida desde la montura.
Inevitablemente, además, dejó amplia muestra de todo el espectáculo
made in Cartagena.
El temple en la cuadra de Cartagena a la hora de
torear combinó a la perfección con los guiños de cara a la galería.
Faena en la que predominó el dominio ante un toro que respondió al
envite en todos los terrenos y principalmente en los medios, donde se
reunieron casi siempre toro y caballos. Al epílogo un par a dos manos
vino a poner el acento de pureza a una muy seria labor. Fue una oreja el
premio tras el defectuoso rejón de muerte.
Temple sacó el cuarto. Toro con arrobas, hondura y un fondo
de nobleza infinita. Andy Cartagena se mostró a placer en todos los
terrenos y suertes: a dos pistas, clavando al violín o en las múltiples
piruetas en la misma cara. A los sones de Paquito El Chocolatero lució
la doma Pericalvo. Se ve que esa es la orden de Cartegena al menos en
Valencia: que le toquen la mítica marcha de moros y cristianos cuando él
anda con las banderillas. Para eso se tuvo que interrumpir el pasodoble
del foiero de Foios Enrique Ros en homenaje al decano de la crítica
taurina en Valencia, Paco Picó, pero que se retomó después para musicar
el epílogo. Ya con el toro aplomado el benidormí puso dos pares a dos
manos en el cierre de una faena en la que contó en exceso con la
complicidad del público. Rejonazo fulminante tras pinchazo y una oreja
que le abría la puerta grande.
El segundo de la tarde fue hondo y apretado. Estuvo falto
de celo y la faena de Sergio Galán no cogió nunca la continuidad
deseada. Había que dejarlo llegar mucho al animal y pese a todo se
desentendía mediada la suerte y no permitía rematar al de Cuenca. Con el
rejón de muerte no hubo tino en dos intentos y escuchó un aviso antes
de que doblara el animal.
Apostó de salida Galán con el cuarto. Se fue a porta gayola
montando un equino de precisosas hechuras inglesas de nombre Amuleto.
Genio en el toro con dos velocidades. Fue con Ojeda con el que subió el
tono de la faena. Se reúne con el toro y se ciñe a la embestida en un
emocionante toma y daca en el que el toro cambiaba de velocidad y
alcazaba la grupa. A partir de ahí, el temple. Los pares a dos manos con
Óleo subieron el nivel de una faena que ya aspiraba a premio grande,
pero que tras tres rejonazos y un golpe de descabello pasó al silencio.
El tercero sacó muchos pies y a sus emocionantes arrancadas
sacó gran partido Leonardo Hernández. Prendió la mecha con una
cabalgada a dos pistas recorriendo el anillo prácticamente en su
totalidad, adornado con los clásicos regates y cambios por los adentros.
Ofreció distancia y se dejó ver mucho. Espectaculares las cabriolas
previas a la reunión con las banderillas. El argumento principal fue la
emoción y la raza que sacó el de Luis Terrón. Cerró con un par a dos
manos y un carrusel de cortas. Hernández hizo la suerte suprema yendo al
toro prácticamente de punta a punta y clavando arriba, pero algo
trasero. Merecida oreja para Leonardo Hernández.
Devuelto el sexto por su invalidez, el sobrero con el mismo
hierro lució mansedumbre. Leonardo Hernández prendió un rejón de
castigo que hizo sangre en exceso. Lo acusó el animal, que se desfondó
tras el primer par de banderillas y su consiguiente galopada. A la
tarde, entonces, ya no le quedaban más opciones.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Valencia, 20 de julio de 2014. Segundo festejo de la Feria de Julio. Toros de Luis Terrón discretos de presentación, nobles, manejables en general y reglamentariamente despuntados para Andy Cartagena (oreja y oreja que le abre la puerta grande), Sergio Galán (silencio tras aviso y silencio) y Leonardo Hernández (oreja y palmas). Un tercio de plaza (unos 4.000 espectadores).
Plaza de Toros de Valencia, 20 de julio de 2014. Segundo festejo de la Feria de Julio. Toros de Luis Terrón discretos de presentación, nobles, manejables en general y reglamentariamente despuntados para Andy Cartagena (oreja y oreja que le abre la puerta grande), Sergio Galán (silencio tras aviso y silencio) y Leonardo Hernández (oreja y palmas). Un tercio de plaza (unos 4.000 espectadores).
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