27 agosto 2016

antonio carpio: en el centenario de la muerte del torero de catarroja


El 26 de mayo de 1912 Juan Belmonte se presentó en València en calidad de becerrista. Ese día el arte del toreo inicia su gran revolución. Las vanguardias se empieza a abrir paso. Aquel día Belmonte sorprende y cae herido. Un mes después lo repiten en València en una becerrada nocturna, el 22 de junio, donde triunfa e impacta. Y lo vuelven a repetir el 29 de junio volviendo a triunfar. La noticia y el impacto en la afición se extiende. Así, el 21 de julio de 1912 Juan Belmonte se presenta con picadores en Sevilla y todos hablaban de las sorprendentes formas de un Belmonte que en poco más de un año ya será matador de toros, el 16 de octubre de 1913: inicio de la edad de oro del toreo o tiempo de José y Juan.

Aquel 26 de mayo o el 22 de junio o el 29 de junio, viendo a un desconocido pero impactante Juan Belmonte, no es difícil imaginar a Antonio Carpio en el tendido o en la naya de València. Absorto, sin perder detalle, admirando y asimilando sin darse cuenta aquellas formas revolucionaras del torero de Triana que tanto y tan rápido impactaron en el público. Era necesario empezar por aquí.

Porque València fue de la primera plaza en rendirse a la revolución belmontina y por eso no es de extrañar que Antonio Carpio, valenciano de Catarroja, fuera de los primeros seguidores de aquellas arriesgadas formas, capaz de llevarlas a cabo frente al toro.

Antonio Carpio ya mostraba afición desmedida desde que a los 13 años prensenció una novillada en coso de la calle Xàtiva. Nacido en Catarroja en 1895, Antonio Carpio decide, tras los primeros coletazos de Belmonte en los ruedos, emprender su carrera taurina. Es el año 1913 y acaba de lograr el título de Maestro Elemental. Pero le puede el toro. A partir de entonces vivió rápido e intesamente en los ruedos y muy cerca de los pitones.



El 25 de octubre de 1914 se presentó en València.

En la temporada de 1915 se convierte en uno de los novilleros de referencia y dicen de él:

"¡Carpio en la gloria se cuela!
¡Carpio será millonario!
(Primer maestro de escuela
que al fin comerá a diario)"
En 1916 se presenta en Madrid y esto dicen de él:

http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003883870&search=&lang=es


Y así la temporada de 1916 llega a Astorga el 27 de agosto con más de 20 novilladas toreadas, otras tantas firmadas por cumplir y la alternativa prevista para octubre. Pero ese 27 de agosto de 1916 en la vida de Antonio Carpio se cruzó el novillo de nombre 'Aborrecido' de la gandería de Rivas y su vida allí se quedó. Hoy se cumple un siglo de aquello y todavía lo seguimos recordando.


Antonio Carpio fue de los primeros en asimilar en el ruedo las normas belmontinas. En aquel The Kon Leche así lo escribían:
Pues el Carpió ha debutado en Madrid y ha apuntado todo el toreo de Belmonte. ¡Pero del Belmonte novillero de sus primeras correrías; »el Belmonte impávido é incomovible entre las acometidas de los astados. Tres verónicas dos pases naturales, «pez» con el estoque, revolcón trágico y á la enfermería... ¡Belmonte «clavao»
La figura de Antonio Carpio se recordó en Catarroja el pasado mes de octubre de 2015 con la exposición realizada por la Falla L'Albufera y también por su llibret de 2016, dedicado a Carpio, L'Empastre y la tauromaquia popular valenciana. En los paneles de aquella exposición, que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Catarroja, se podían intuir los terrenos y la firmeza de Carpio frente al toro. O como incluso esa verónica (revolucionaria) de 1915 o 16 ya pretendía bajar los brazos, cargar la suerte y alcanzar la profundidad.





En este blog hemos escrito ya antes de este centenario de la muerte de Antonio Carpio algunas cosas sobre él:

Antonio Carpio, torero en la Edad de Oro

La revolucionaria verónica de Antonio Carpio ¡En 1916! ¿O sería en 1915?

Antonio Carpio en las memorias de Clarito 

Como dicen en este otro blog: "este torero tiene algo de ejemplarizante ante la sociedad. Es una lección de las que no dió en el Aula, pero hizo de la Tauromaquia una clase de señorío y amor la profesión."

Antonio Carpio entregó su vida a la pasión, arte, evolución y revolución del toreo.




¡Viva Antonio Carpio, viva la Tauromaquia y viva Catarroja!

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